Venganza carcelaria

Ene 16, 2014

Desde el país vasco hasta esta tierra hondureña, los gritos de rabia contra la injusticia nos llenan  las horas y las venas. Allá, un hombre de 36 años, Arkaitz Bellón, acusado de terrorismo por el estado español y encontrado muerto en su celda ha sido enterrado con indignación por una enorme cantidad de su gente que entiende cómo y para quién funciona el sistema carcelario. Muerte natural se apresuran a decir los medios oficiales, un hombre joven, con buena salud que pasó 13 años de su vida encerrado por acusación de sabotaje y daños contra un cajero automático así como por alterar la paz pública,   y que fue apaleado en cuatro ocasiones en distintas celdas, y mandado a una prisión a más de mil kilómetros de su casa, ¿cómo puede morir naturalmente? Si acaso la naturaleza tuviera que ver con la venganza carcelaria.

Aquí, Chabelo Morales, el compa Chabelo al que recientemente  se le vuelve a acusar y a condenar por crímenes que no le han podido probar en un juicio lleno de discursos antiterroristas, anticampesinos, anti luchas. Quienes presenciaron el juicio contra Chabelo dan cuenta de cómo las declaraciones actuales fueron totalmente cambiadas de las primeras, y del poder de terratenientes y policías ante los operadores de justicia que trabajan para ellos. Chabelo sigue preso, doña Moncha y sus hermanos, sus hijas e hijos, sus compañeros y compañeras continuamos presenciando la detestable justicia hondureña, que con este caso vuelve a mostrarnos de qué lado actúa sin ningún reparo ni pudor y para lo que tan hábilmente fue creada.

Las cárceles son una de las expresiones más claras de la venganza del estado democrático patriarcal en el mundo. Llenas de pobres, de gente negra e indígena, de migrantes, de perseguidos por luchar y por defenderse. Sitios que han sido escenarios, en Honduras, del horror, la masacre y el lucro. La cárcel es la oferta del sistema para quienes no somos de las familias que sonríen en las revistas Hola Honduras. La cárcel y los militares, el encierro y la muerte, dos por uno es la oferta del sistema. Ambos, complejos bien pensados y organizados que representan enormes ganancias para sectores poderosos que administran, venden, compran, explotan, atesoran y trafican. Eso es fácil de reconocer si leemos con atención quiénes están detrás (y delante) de las construcciones carcelarias y su administración.

Las feministas negras,  Ángela Davis es una de ellas, con ese pensamiento radical que hábilmente se oculta en las fuentes reformistas, racistas y misóginas de los movimientos sociales, han denunciado y explicado con claridad desde hace muchos años  que las políticas carcelarias son la expresión del racismo, el capitalismo y el sexismo más brutal sobre los cuerpos. Prueban cómo su existencia no sólo evidencia lo lejano de esas políticas del deseo de justicia y convivencia;  y lo próximo a la ganancia y el odio. En Estados Unidos, las prisiones están atestadas de negros y latinos, en Honduras de jóvenes de los barrios más miserables,  de indígenas y mujeres sin derecho siquiera a su defensa. Esperando un juicio, cientos de personas pasan años de su vida encerradas en condiciones que no hablan para nada de un deseo de cambio sino de aniquilamiento.

Los movimientos sociales debemos reflexionar y posicionarnos ante lo que significa esta lógica del encierro y las institucionalidades que les sostienen en este país y necesitamos tener una mirada crítica al respecto no sólo para los casos individuales sino para toda la lógica del encierro carcelario.

Chabelo Morales sigue preso. Una gran responsabilidad tenemos quienes nos decimos de pensar y hacer libertario y rebelde. Minoritario ha sido su acompañamiento, aunque hay quienes se han mantenido cerca de su causa y la de la lucha campesina, que en el caso de Chabelo es la misma. Luchar por su libertad es un desafío cada vez más importante y colectivo porque se van acumulando las acusadas y criminalizados en una dimensión que tiende a crecer con este actual régimen. Su condena nos condena a todas y todos. La suerte de Isabel Morales  quien  además  comparte optimismo y dignidad, es la nuestra porque lo que a él le pase es un horizonte para el resto de quiénes disentimos y nos oponemos al patriarcado neoliberal a través de las múltiples luchas.

¡Libertad para Chabelo Morales!

¡Libertad, libertad a las presas por luchar!

¡Basta de políticas carcelarias criminales en el mundo!

Melissa Cardoza
Escritora feminista hondureña
melissacondesa@gmail.com